En los últimos años la destrucción masiva de los hábitats
naturales ha conllevado a poner en peligro de extinción a un gran número de
especies mexicanas.
La SEMARNAT considera como peligro de extinción a aquellas especies
cuyas áreas de distribución o tamaño de sus poblaciones en el territorio
nacional han disminuido drásticamente poniendo en riesgo su viabilidad
biológica en todo su hábitat natural, debido a factores tales como la
destrucción o modificación drástica del hábitat, aprovechamiento no
sustentable, enfermedades o depredación, entre otros. (Esta categoría coincide
parcialmente con las categorías en peligro de crítico y en peligro de extinción
de la clasificación de la UICN)1
Desarrollo:
De
acuerdo al Instituto Nacional de Ecología, México ocupa el cuarto lugar en
biodiversidad a nivel mundial.
Grupo
|
Especies en el mundo
|
Especies en México
|
Porcentaje
|
|
4,381
|
535
|
12.21
|
||
|
9,271
|
1,096
|
11.82
|
|
8,238
|
804
|
9.76
|
||
4,780
|
361
|
7.55
|
||
27,977
|
2,692
|
9.62
|
||
15,200
|
585
|
3.85
|
||
92,909
|
5,579
|
6.00
|
||
915,350
|
47,853
|
5.23
|
||
44,920
|
5,387
|
11.99
|
||
7,000
|
503
|
7.19
|
||
93,195
|
4,100
|
4.40
|
||
16,500
|
1,393
|
8.44
|
||
Rotíferos
|
1,800
|
303
|
16.83
|
|
20,000
|
550
|
2.75
|
||
10,000
|
318
|
3.18
|
||
5,500
|
268
|
4.87
|
||
199,350
|
19,065
|
9.56
|
||
|
59,300
|
4,726
|
7.97
|
|
980
|
150
|
15.31
|
||
13,025
|
1,067
|
8.19
|
||
19,900
|
1,482
|
7.45
|
||
27,000
|
2,702
|
10.01
|
||
Otros
|
70,000
|
7,000
|
10.00
|
|
|
|
|
||
Total de
especies descritas |
1,666,576
|
108,519
|
||
Fuente: Llorente-Bousquets, J., y S. Ocegueda.
2008. Estado del conocimiento de la biota, en Capital natural de México, vol. I:
Conocimiento actual de la biodiversidad. Conabio, México, pp. 283-322.
|
Es
innegable que una de las principales causas de la extinción de las especies es
producida por las acciones del hombre. Es importante recalcar que existen otras
causas tales como las causas naturales y los desastres naturales.
Cabe
destacar la importancia de dos grupos de mamíferos en peligro de extinción que
son importantes debido a las interacciones que tienen con el ser humano: los
mamíferos marinos y los grandes carnívoros.
Mamíferos marinos En nuestro país están presentes
prácticamente todas las familias de cetáceos, excepto los delfines de río como
el del Amazonas, la súper familia Platanistoidea; la beluga y el narval,
Monodontidae, y la ballena franca enana, la única de la familia Neobalaenidae.
En cuanto a los pinnípedos, de las tres familias sólo falta la de las morsas,
Odobenidae. Sin embargo, es interesante notar que la costa occidental de Baja
California fue escenario para la evolución de las morsas, pues allí se han
encontrado fósiles de estos organismos. En la familia Balanopteride (verdaderas
ballenas) la NOM reconoce 7 especies, 6 de las cuales están bajo el régimen de
protección especial y una en peligro; 18 miembros de la familia Delphnidae
(delfines y orcas); 2 de la familia Keogidae (Cachalotes); 2 de la familia
Phocoenidae (marsopas), entre ellas la vaquita marina, y, finalmente, 5 de la
familia Zifinidae (ballenas picudas). Prácticamente todas estas familias están
bajo protección especial, porque la gran mayoría de las especies de cetáceos
usan las aguas mexicanas como lugar de procreación. Casi todas las especies,
además, han sufrido cacherías intensivas, en su mayoría fuera de las aguas
mexicanas y tienen bajas tasas reproductivas. Estos estatus de protección
corresponden frecuentemente a acuerdos internacionales. Un caso especial son
los delfines y las marsopas, como la vaquita marina, frecuentemente atrapados
en redes de pescadores en las que perecen por asfixia. Los pinípedos (focas y
lobos marinos), que habitan sobre todo en las costas de la península de Baja
california, ven afectadas sus poblaciones por diferentes causas, como son la
destrucción de sus hábitats, pues muchas de las playas se están transformado rápidamente
en destinos turísticos, o bien se ven influenciados por éstos, por lo que los
animales ya no encuentran en esas playas sitios a salvo para la procreación. La
contaminación de los mares y las malas prácticas de pesca también son factores
para la desaparición de estas especies.
Dos miembros de la familia Otaridae, el lobo marino de
california y la foca de Guadalupe, aparecen en la Norma, el primero bajo
protección especial y el segundo, en peligro. La familia Phocidae, del elefante
marino (Mirounga angustirostris), aparece como amenazada; la foca común (Phoca
vitulina), está bajo protección especial, y la foca monje del Caribe (Monachus
tropicales), aparece como extirpada del medio silvestre.
Los grandes
carnívoros México presentan una gama dentro de su mastofauna nativa. Tenemos
varios representantes de los carnívoros, los cuales podemos dividir,
arbitrariamente, en dos grupos: los pequeños carnívoros, dentro de los que
encontramos a los zorrillos, las comadrejas, los cacomixtles, etcétera. Éstos se
encuentran en peligro de extinción, principalmente por la destrucción de su
hábitat, o bien por la caza directa; sin embargo, en la mayoría de los casos
estos animales tienen tasas de reproducción relativamente altas, que les
permiten sobrevivir aún en zonas con alta presión humana, en pequeñas áreas
naturales. Estos micro-carnívoros consumen en su mayoría insectos, aves,
reptiles o algunos mamíferos de menor tamaño. Cuando llegan a tener interacción
con el hombre, normalmente es porque consumen huevos, gallinas o pollos,
ocasionando pérdidas económicas a los campesinos de escasos recursos
económicos, aunque el daño no es importante en términos económicos. El otro
grupo de carnívoros importante en México es el de los denominados
megacarnívoros o carnívoros de gran tamaño. Estos mega-carnívoros suelen tener
mayor cantidad de encuentros con el hombre y su condición de consumidores de
carne hace que frecuentemente esas interacciones entren en el plano de los
conflictos, ya que actúan en mayor grado con el ganado doméstico y muy
escasamente causan la muerte directa de los seres humanos. Estos conflictos se
ven incrementados en número e intensidad por la destrucción de los hábitats
nativos y por la destrucción consecuente de las presas tradicionales de los mega
depredadores, por lo que la caza ilegal (en ocasiones promovida por los
gobiernos) ha sido un factor importante para que en la actualidad los grandes
carnívoros mexicanos estén en gravísimo peligro de extinción, a pesar de que
muchos de ellos deberían ser motivo de orgullo nacional. Felinos De los seis
felinos silvestres (Cervantes et al. 2003) que habitan el territorio nacional,
el más conocido es el Jaguar (Panthera onca). Esta especie de origen tropical
ha sido reconocida como el más poderoso de los depredadores, de ahí que los
antiguos pueblos mesoamericanos dieran gran importancia a su presencia (Armella
et al, en prensa). Este bello animal se distribuía en todas las zonas
tropicales de México. Aunque actualmente se ha encontrado en todo el sureste, principalmente
en Chiapas, Quintana Roo y Tabasco, se le ha localizado en estados del norte
como Sinaloa, mientras que en el Golfo se han reportado jaguares casi hasta la
frontera con Estados Unidos y es posible que entren en ese país. Como en el
caso de muchos otros felinos, no se conoce realmente la situación real del
estado de conservación de esta especie, entre otras causas porque, como todos
los felinos americanos, es solitario y tiene hábitos nocturnos, además de ser
sigiloso por naturaleza. Gracias a esto prácticamente se conocen los ejemplares
que interactúan con el hombre, desgraciadamente casi siempre de manera
negativa. Si bien el jaguar fue cazado extensivamente por su piel, las fuertes
regulaciones tanto nacionales como internacionales, acerca del comercio de
pieles, han tenido un impacto positivo en la disminución de la caza furtiva.
Sin embargo, la cacería ilegal aún se presenta pretextando la depredación que
causan o pueden causar sobre el ganado. El Puma (Felis concolor) es un felino
que habita en los bosques del norte del país, de donde es originario, y ha
migrado hasta el sur del continente. Siendo la única especie, la falta de
hábitat ha hecho que las pequeñas poblaciones que aún existen emigren hacia
hábitats más tropicales. Su situación es quizá más desconocida que la del
Jaguar. Es la única especie de los felinos que no aparece en la norma oficial
bajo ninguna condición de riesgo. Para la Unión Internacional de Conservación
de la Naturaleza, esta especie es considerada como de “ultima preocupación”
(least concern), lo que quiere decir que no se encuentra en grave situación de
conservación, debido principalmente a su amplio rango de distribución, aunque
es importante hacer un seguimiento de sus poblaciones. De los pequeños félidos
el jaguarundi (Herpailurus jaguarundi) es la especie que se encuentra en mayor
peligro de extinción. Es reconocida como amenazada, a pesar de que como especie
tiene una distribución que abarca el sur de estados Unidos (Texas, Arizona y
Florida) y llega hasta el sur del continente. Por ser de tamaño pequeño su
alimentación se restrinje a vertebrados chicos, y debido a sus hábitos de vida
al interior de las selvas húmedas, es poca su interacción con el ser humano.
Los dos pequeños gatos manchados: el magray (Leopardos weddii) y el ocelote
(Leopardus pardalis), están en la característica de en peligro. Estos animales,
que no rebasan los 10 kg de peso, viven en las zonas selváticas, desde el sur
del país hasta sudamerica. Son perseguidos por sus pieles, aunque, como en el caso
del jaguar, este comercio ha disminuido. Al igual que los otros gatos, sus
hábitos nocturnos y su hábitat al interior de las selvas hacen muy complicado
dar un reporte confiable de la condición de sus poblaciones (Ceballos y Oliva,
2005) El lince o gato montés (Lynx rufus) no aparece en la lista de la Norma
ofical Mexicana. Su presencia en México suele ser confundida con los gatos
ferales, gatos domésticos que por su tamaño y coloración abandonan el entorno
humano para convertirse en silvestres. De ahí que existan pocos reportes sobre
la especie, a pesar de no encontrarse “oficialmente” en peligro. Debido a la
disminución de su hábitat natural y la presencia misma de gatos domésticos con
los que esta especie puede entrecruzarse, en algún momento puede desaparecer.
Osos Otro grupo importante de grandes carnívoros es el de los osos. En México
alguna vez habitaron las dos especies de grandes Ursidos Americanos: el Grisli
(Ursus arctos) y el Oso Negro (Ursus americanus). El primero aparece en la
NOM-059 con el estatus de extirpado del medio natural. En México no se conoce
la presencia de esta especie desde los años sesenta del siglo XX
(animalesextinción. es). La subespecie que habitaba en nuestro país era el
Ursos arctos nelsoni, cuyas descripciones indican que era enorme, pues
alcanzaba hasta 1.90 m de alto, parado en dos patas, y más de 300 kg de peso.
La principal razón de su desaparición fue la cacería indiscriminada, aunada a
su bajo potencial reproductivo. Por ser un carnívoro cazador se le atribuyó la
destrucción de ganado en el norte de México. La especie que se mantiene en
México es el Oso Negro. También es carnívoro y se sabe que puede cazar y
depredar ganado. La mayoría de sus hábitos alimenticios incluyen bayas, frutos
y varios vegetales, por lo que es percibido como una amenaza menor para la
población humana. En la norma oficial mexicana esta especie figura como “en
peligro y en la modificación que se hizo en el 2008, se reconoce a la población
que habita en la Sierra del Burro, en Coahuila, como de protección especial.
Encontrarse esta especie en el apéndice II del CITES (Convenio Internacional de
Comercio de Especies) indica que puede ser objeto de cierto nivel de comercio,
ya que en norteamérica existen poblaciones importantes en el medio silvestre,
lo que significa que la especie no está en grave peligro a nivel mundial. A
pesar de esto la especie está considerada dentro de los programas de protección
especial del convenio Canada-Estados Unidos-México para su protección.
Recientemente varios indicios permiten suponer que esta especie puede estar
presentando un regreso importante (Doan-Crider y Hewitt, 2005), particularmente
en el norte del estado de Coahuila, en la llamada Sierrra del Burro. Resulta
interesante lo reportado por DoanCrider (2002), en el sentido de que ganaderos
privados permiteron la presencia de osos en sus ranchos. Al unir sus tierras
crearon una superficie lo suficientemente amplia para que esta especie se
reproduzca e, incluso, sirva de apoyo genético a las poblaciones del Parque Big
Bend, en Texas. Es por esto que la NOM-059 resalta el valor específico de esta
población. Cánidos La familia de los cánidos es la tercera de los grandes
depredadores. Cervantes et al. reconocen cuatro especies de esta familia: el
coyote (Canis latrans) y la zorra gris (Urocyon cineroargentatus) no están
considerados en peligro por la NOM-059-2001. Son especies muy adaptables y
esquivas, con altos potenciales reproductivos y omnívoros, por lo que pueden
comer prácticamente lo que sea. Dos especies más de la familia cánide sí
aparecen en la Norma: la zorra del desierto (Vulpes velox), de la cual se
reportan 6 subespecies, todas bajo el criterio de amenazadas. Su distribución
reducida, tamaño pequeño y hábitat específico, hacen que esta especie esté en peligro
de extinción. El lobo mexicano es el último de los grandes carnívoros que está
considerado por la NOM- 059 como extirpado del medio natural. Los últimos
ejemplares de que se tenga evidencia científica, fueron capturados a finales de
la década de los setenta en Durango y Chihuaha. Desde entonces los escasos
reportes de aullidos o avistamientos no han podido ser comprobados. Esta
especie, quizá la más carismática de todos los mamíferos, tiene una subespecie
prácticamente exclusiva de México: el lobo mexicano (Canis lupus baileyi), que
se encuentra en estado de conservación. Actualmente la SEMARNAT (2009) la tiene
como una de las especies prioritarias para la conservación. Tiene un plan
piloto para reintroducir un número limitado de ejemplares en el noroeste del
país, en las zonas altas de la Sierra Madre Occidental, que permita recrear uno
de los ecosistemas de esta zona del país. Como ninguna otra de las especies
mencionadas, el lobo mexicano tiene una historia de recuperación que demuestra
que el trabajo decidido y en conjunto da resultados . A partir de sólo cinco
lobos capturados, más unos cuantos más que se encontraban en un rancho texano y
algunos albergados en el zoológico de San Juan de Aragón, se cuenta ahora con
más de 300 en zoológicos de México y Estados Unidos. El proyecto tenia el
objetivo de reestablecer al menos una población de esta especie en su área
original de distribución (Alvarez, et al., 2003). El lobo, como ninguna otra
especie de mamífero, fue perseguido, cazado, envenenado y exterminado en
México, principalmente por la depredación que causó esta muy adaptable especie
sobre el ganado ovino, vacuno y caballar, además de ser la causante, como se le
atribuyó, de la diseminación de la rabia entre los perros domésticos (González
et al. 2004). Los esfuerzos por su recuperación se vuelven todavía más
importantes ante el cambio de actitud para reconocer que su desaparición, como
la de cualquier otra especie, es una pérdida irremediable, mientras que los
programas para recuperar ésta se hacen necesarios. El ejemplo del lobo mexicano
puede ser seguido para otras especies como el oso y el jaguar, que si bien sus
poblaciones no se han reducido tanto como las del lobo, sí han visto mermadas
las áreas en las que antes era común observarlos.
Conclusiones:
La elección del tema de este trabajo fue hecha en base a
que existe una
imperiosa necesidad de establecer regulaciones que permitan proteger, conservar
y desarrollar las especies en peligro de extinción, y a que como sociedad debemos presionar a
nuestras autoridades para que prioricen la protección de nuestras áreas
naturales.
Creo
que es importante que el público en general esté informado acerca de toda la
biodiversidad que existe en nuestro país y cómo afectamos la misma, ya que de
esta manera cada individuo puede ayudar en la conservación de la flora y fauna
mexicana.
Algo
que podemos hacer como padres y como maestros es educar a los niños y hacerlos
consientes de la importancia que tienen nuestras acciones en el planeta.